Problemas de Estomago

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    Anónimo
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    Estimado José María,

    Ante todo agradecerte de antemano la amabilidad de atenderme y de “escucharme”.

    Soy amigo de Emilio Butragueño, que como imaginas no cesa de contarme maravillas de ti y de tu actividad. Simplemente me parece apasionante, envidiable y de extraordinario valor.

    Estos días atrás, y durante una reunión con Emilio, se me produjeron unos trastornos que me empiezan a ser familiares por desgracia. Digestiones complicadas de estomago, sin dolor pero con gran cúmulo de gases y que por las noches hacen que a veces, no muy usualmente, me generen que los ácidos me lleguen a la boca, con lo incomodo y desestabilizador que es este tema. No tengo problemas de hambre, pero cada día pienso mas en lo que como y por lo tanto no lo hago a gusto, ni tampoco lo disfruto, pensando en el rato que me puede venir después.

    No es constante, hay semanas que ni recuerdo el tema, pero cuando llega el fin de semana, cuando ceno más tarde o de manera más variada, o con la ingesta de cosas concretas que no podría identificar con certeza, tenemos el problema casi con total seguridad.

    La verdad es que he consultado a un medico amigo y me dice que probablemente sea un poco de hernia de hiato y no sé qué pruebas me tendría que hacer. Pero hace cuatro años tuve un incidente de salud que me tuvo enredado mucho tiempo con médicos (y que por fortuna termino bien) y no me apetece la forma tradicional que me han anunciado para la observación que dicen que necesito.

    Emilio me sugiere que te consulte y yo estaría encantado de seguir una ruta distinta. Emilio me ha trasladado una tremenda fe en tu prescripción y yo, sin conocerte, ya la tengo también.

    No se que más explicarte, además de decirte que tengo 55 años, Te quedo de antemano muy agradecido por todos los consejos que me puedas sugerir, que respetaré a rajatabla.

    Un fuerte abrazo, y quedo a la espera de tus indicaciones,

    Antonio Hernández

    #784
    jinjer
    Superadministrador

    Gracias, Antonio, por tu confianza.
    El estómago, desde anatomía y fisiología energética, es el órgano donde se genera la energía nutritiva a partir de los alimentos. Junto al pulmón y el hígado son los órganos más implicados en la energía total de nuestro sistema.
    El cuadro que describes es una derivación del estado de un medio ambiente interno con exceso de calor o contaminación térmica.
    En su origen puede haber un largo periodo de presión y estrés que aceleran y recalientan nuestro sistema, en especial el sistema nervioso.
    El hígado controla el sistema nervioso. Cuando se sobrecarga, por otra ley de fisiología energética, se desborda hacia el estómago. Por eso el dicho popular de que “se me ponen los nervios en el estómago”.
    Por otra parte, desde física, la acidez es una derivación del calor. Si dejamos una botella de vino al sol, su pH bajará, se acidificará y se convertirá en vinagre. Una botella hermana de la anterior mantenida en la bodega o el frigorífico mantendrá su pH. La única diferencia ha sido la temperatura. Lo mismo pasa en nuestro medio ambiente interno y en la sangre.
    Los gases se potencian con el calor, pero suelen tener origen en lo que algunos han llamado putrefacciones digestivas, es decir, contaminación del medio ambiente interno en el sistema digestivo.
    De ahí que nuestras sugerencias pasen por lo siguiente.
    – Refrescar el medio ambiente interno. Para ello, “no echar leña al fuego” con los alimentos. Te recomendamos ver en esta página la sección Tratamientos > Cuestiones generales > Alimentación para el Cambio Climático Interno y > Alimentos calentadores y seguir las sugerencias que encontrarás en estos apartados.
    – Masticar 20-30 veces cada bocado. La digestión comienza en la boca. La ptialina de la saliva ayuda a alcalinizar los alimentos y, por lo tanto, a contrarrestar la acidez.
    – Evitar las comidas fuertes o muy abundantes y, en especial, las cenas.
    – Muy importante, evitar el café y otros estimulantes.
    – Cenar a hora temprana y dar un paseo de unos 20 minutos a continuación. El dicho popular reza: “la comida reposada y la cena paseada”.
    – Atención especial a las sales minerales. Cuando se acidifica nuestra sangre, por el exceso de calor, el cerebro manda coger sales minerales de los depósitos corporales: huesos, dientes, uñas… y así entramos en desmineralización. Las sales minerales las tomamos de las ensaladas “de muchos colores” y en especial de las verduras del mar, las algas. Así que te recomendamos que introduzcas la cultura de las algas en tu alimentación.
    – Hacer ejercicio termorregulador. Ver en esta web Sección Tratamientos > Cuestiones generales > Ejercicio termorregulador. Si tienes oportunidad, puedes hacerlo en casa o en un gimnasio, tal como se describe en este apartado, con la crema Balsámica y la crema Aliento Polar.
    – Y, por supuesto, las duchas frías; completa a los dos segundos de levantarse (primero piernas, luego brazos y después todo) y de piernas justo antes de acostarse.

    Estas son nuestras sugerencias para Antonio y para todos los que puedan tener alteraciones termodinámicas de este tipo.

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