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- Este debate tiene 1 respuesta, 2 mensajes y ha sido actualizado por última vez el hace 10 años, 11 meses por jinjer.
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- noviembre 12, 2013 a las 5:02 pm #4279AnónimoInvitado
Hola foreros
Aquí os dejo un artículo que me ha gustado mucho, sintoniza en general con la filosofía de este foro y en particular con mi estado actual de “comunión” en relación a los alimentos…
“Alimentación y conciencia”
“Hay acuerdo general en que lo que comemos afecta a nuestra salud, también lo hay en que la manera en que lo producimos afecta al medio ambiente. Algunas personas hacen más hincapié en lo primero, mientras que los de tendencia ecologista hacen más hincapié en lo segundo. Pero quisiera profundizar en otro aspecto de la alimentación que generalmente se ignora y a mi modo de ver es de importancia capital, tanto o mas que los anteriores, ya que de alguna manera los engloba a ambos: cómo nuestro estilo de alimentación (el qué y el cómo lo comemos) modifica nuestra visión de mundo y nuestro sentido de identidad; dicho de otra manera, cómo la alimentación puede modificar la claridad de la inteligencia, e incluso diría que nuestro nivel de consciencia.
Normalmente cuando hablamos de salud y medio ambiente lo hacemos como de dos cosas separadas, aunque relacionadas: yo estoy aquí, dentro de las fronteras de mi piel, y el planeta o la naturaleza están allí, mas allá de mis fronteras: es evidente que en esta visión subyace una dualidad básica. La frase que mejor resume esta mentalidad dualista es la tan manida “salvemos el planeta” que a mi me parece la culminación del afán de protagonismo egótico, mas propia de un superhéroe de cómic que de un sentimiento verdaderamente ecologista: mi gran “yo” está aquí y tiene nada menos que la titánica misión de salvar el mundo.
Desde que comencé a conocer a agricultores ecológicos y a consumir sus productos me sucede un curioso fenómeno que quisiera compartir: los alimentos han dejado de ser algo anónimo que se coge del lineal de un supermercado, normalmente una gran superficie, para pasar a ser algo que tiene una historia y un proceso, las personas que los trabajan tienen nombre y cara, pienso en ellos y en el huerto cuando los como, y también en el río, que estará un poco menos contaminado gracias a que no se usaron herbicidas ni pesticidas en el cultivo. A nivel de medio ambiente la contribución es mínima, pero el cambio de percepción es muy importante; me pongo en el lugar del agricultor, me pongo en el lugar del huerto y me pongo en el lugar del río. Después doy un pasito más y digo: yo soy el río, soy el huerto y soy el labrador, siento que he entrado en un circuito de sanación y que cuando les tengo en cuenta lo único que hago es aprender a cuidarme.
Y puesto que soy el medio ambiente, puedo decir que cada uno de nosotros somos el planeta, así que no tenemos que hacer ninguna hazaña ni salvar a nadie; lo único que sería conveniente hacer es dejar de suicidarnos.”
Firmado: Miguel Ángel Aguado
PD. Aprovecho para agradecer a Jinjer por los ricos alimentos que comimos recién cogidos de su huerto…Estaban deliciosos!
Africa
noviembre 12, 2013 a las 5:23 pm #4280jinjerSuperadministradorHola África
Sabrosas y sabias reflexiones…
Tan solo te falta convertirte en huertana.
Ya quedan pocas hortalizas en el huerto Jinjer, porque dice el refrán que las lluvias de octubre, hasta la mejor fruta pudre.
Pero aún quedan algunas que disfrutamos con fruición acorde a los criterios que expones en tu post.Gracias por esos comentarios de profundidad.
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