Home › Foros › Mujer hoy › Retos de la mujer «hoy» › Sobre la mujer hoy

Yo creo que el mayor reto de la mujer en este momento es el de imponer en el tono ambiental del mundo su actitud pacífica, cautelosa, protectora y práctica, y hacerlo, por supuesto, con sus armas constitutivas. Me parece que ahora mismo las potencias naturales del varón tienen escasa aplicación en el panorama, o, mejor dicho, sus aplicaciones ya no tienen el poder de repercutir en el curso histórico, y creo que todos y todas debemos tomar plena consciencia de esto y hacerse –y hacerlas– en consecuencia, responsables del destino del planeta; de sus problemas y de sus soluciones. Porque, si no, el hombre volverá a primera línea con su brutalidad descansada (que no refrescada), y de nuevo mutilará las posibilidades de aprovechamiento del orden en curso para improvisar otro nuevo, tal vez válido a largo plazo, pero a costa sin duda de grandes desastres, entropía y descontrol, donde ellas perderán su terreno y los cimientos de la cultura volverán a estremecerse, con consecuencias impredecibles.
El varón es muy destructivo, porque su instinto le impele a transformar, mientras que la hembra lo que hace es adaptarse. Es un hecho que las mujeres no han inventado nada en toda la historia de la humanidad. No importa si están detrás, al lado o encima. A la mujer no se le ocurre el avión, y punto. La mujer, lo que quiere, es ir. Ahora se dice que las mujeres han logrado reivindicar su sitio y se homenajea a las heroínas. Pero esto es absolutamente ridículo: si la mujer triunfa en la actualidad, es porque el medio es propicio, y si lo es, es porque ya no es posible ni la innovación, ni la colonización, ni la reestructuración en prácticamente ningún campo, y porque, eventualmente, lo que vale son los sistemas de administración y la organización de lo conquistado. La mujer es mejor estudiante y mejor trabajadora porque es más disciplinada y también más sumisa. El macho, hoy, está desconcertado y perdido porque ya no sabe en qué emplear su ímpetu, su creatividad y su rebeldía, y en esa desocupación radica el peligro, o el desafío.
Sí; cuando se gana, se pierde, y una virtud es un defecto. Pero ello no significa que sea inútil o indiferente la evolución, el esfuerzo o el análisis de los roles. Hay un camino y urge descubrirlo con ganas, iniciativa y afán de superación. (Se puede y se debe generalizar, pero teniendo en cuenta la heterogeneidad y la excepcionalidad, y siendo sinceros con los demás y con nuestra propia conciencia, para que no nos arrastren las inercias externas o internas. En todo caso, apuesto firmemente por desechar la percepción partidista de cualquier polaridad. Implicándonos, solemos adoptar posturas extremas, como en política –incluyendo el sostener que no hay diferencias–, lo cual, es una necia ingenuidad, una delación a nuestra falta de madurez, de imaginación y de sabiduría.)