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Aun recuerdo aquellas noches de invierno cuando todo tiende a los adentros, al calor de la chimenea y a la luz del candil de aceite, entre las rodillas de mi abuelo, dejar rienda suelta a mi curiosidad infantil: “cuéntame abuelo cuando…!”. También recuerdo aquellos lazos de intimidad generacional entre esa extraña y encantadora autoridad que tenían los abuelos sobre los nietos y la “veneración” que los nietos teníamos por aquellos abuelos.
Y aun recuerdo a mis hijos que, aunque no las vivieron, siempre tuvieron afición por “las cosas del pueblo”, en las mismas noches de invierno, preguntarle a mi padre: “yayo, cuéntame…!”.
En un intento de que no se perdieran las tradiciones, convertí a mi padre en escritor a sus 80 años y así apareció el libro: “La voz de un anciano”.
Hoy ya no se oye la voz de los ancianos. Antes, cuando aun no se había extinguido la Tradición, el Consejo de los Ancianos era el lastre frente a las fogosidades aventureras de los jóvenes.
Desconectados de ese lastre, vamos lanzados hacia un futuro que, como si fuéramos inmortales, creemos como un bienestar in crescendo para siempre.
Ensayistas muy serios han filosofado sobre la “pérdida del origen”. El Pensamiento único actual se ha liberado del Pensamiento de la Tradición y los
Valores. Sabemos, no siempre, a dónde vamos, pero hemos olvidado de donde venimos y cuales son nuestras raíces.
Desde una perspectiva planetaria, estelar o galáctica, la llamada Ley de Memoria histórica de España es tan sólo un intento de revisar la última discusión entre hermanos de nuestra guerra civil. Algo insignificante desde la perspectiva de nuestro pasado de las 40.000 generaciones que nos han precedido y que fueron forjando siglo a siglo la Tradición. Decía el mago Merlín “lo malo es que el hombre olvida”… y la mujer también. Los indios de las praderas decían “el niño pertenece a la madre, el joven pertenece al maestro y el guerrero adulto se pertenece a sí mismo”. La mujer tenía un puesto de honor en las tribus, era el “centro”, era quien preservaba y transmitía las tradiciones, favorecía la continuidad e impedía el olvido. Y lo mismo sucedía en nuestros pueblos hasta hace 50-60 años.
Desde percepción estratégica y no moral, esto no es bueno ni malo. Sencillamente es natural en este Momento Cíclico del Planeta y de la Especie.
La desconexión de la Tradición comenzó a mediados del siglo pasado con la superaceleración de la historia. Hecho sincrónico a la aceleración del Cambio Climático y del calentamiento del planeta.
Con el Cambio Climático Interno ha ido aumentando el calentamiento del medio ambiente interno. El calor tiende hacia arriba y, predominantemente, hacia delante.
Desde anatomía y fisiología energética podríamos decir que tenemos 3 cerebros, el anterior, el central y el posterior. El anterior rige las funciones de fantasía, creatividad, proyección e invención… se ocupa del futuro. El posterior rige las funciones del recuerdo y la memoria… se ocupa del pasado. El central se ocupa de la coordinación entre ambos y la concentración… se ocupa del presente.
Veamos dos hechos, uno de los cuales, todos hemos observado en nosotros mismos o en otras personas.
1.- Cuando alguien ha bebido mucho alcohol, recordemos sus calorías, los vapores etílicos se suben a la cabeza y, dentro de ella, predominantemente, hacia adelante. El cerebro anterior sufre una sobreestimulación y, en la misma medida el cerebro posterior, por ley de opuestos complementarios, una sobreinhibición. Un borracho se puede olvidar hasta de su nombre.
La vida es bella, ancha es Castilla, nada importa y todo se ve de color de rosa. Por eso al alcohol se le llama a veces “quitapenas”, porque hace que se olvide el pasado. Por ley de Analogía, el mismo efecto producirán todos los factores calentadores (ver Alimentos calentadores en Sección Tratamientos de esta web).
2.- Un experimento que puede realizar cualquiera. Primero hacemos una lista de todos los ríos de España que recordemos o de capitales del mundo o de cualquier otra cosa y la guardamos. A continuación nos tomamos 4-5 cucharadas de azúcar; no importa si es blanca o integral. La diferencia entre ambas es la misma que hay entre un hombre desnudo y un hombre desnudo con corbata. Al cabo de una hora o dos, volvemos a hacer la misma lista de los ríos de Estaña o del tema que eligiéramos en la primera.
Al comparar las dos listas, en cien de cien casos, la primera lista será más larga que la segunda. Hemos estimulado el cerebro anterior e inhibido el posterior. Hemos perdido memoria.
Durante una fiebre, el medio ambiente interno está sobrecalentado. Al subir el calor a la cabeza, sucede el mismo proceso que en los hechos señalados del alcohol o el azúcar.
Cuando hay fiebre alta, se suele recomendar poner paños fríos en la frente para refrescar el cerebro. Sería más útil hacer aplicaciones frías o Aliento Polar en piernas para derivar el calor hacia abajo y poner paños fríos o mejor Aliento Polar en la nuca y detrás de la oreja. Si se hace aplicación fría en la frente, por ley de Acción y Reacción, estaremos llamando calor hacia esa zona.
Desde estos puntos de vista, el Alzheimer sería simplemente el resultado de un cerebro sobrecalentado crónicamente, una especie de “cerebro quemado”. En cierto modo, todos estamos ya un poco Alzheimer. Y lo estaremos más si no contrarrestamos el calentamiento de nuestro medio ambiente interno.
Hay muchos “remedios y fórmulas” que se pueden encontrar en cualquier vademécum de remedios como rabos de pasas y otros muchos. Pero dudamos mucho de su eficacia, si no se tiene una visión más esférica de la persona humana y de las complejas relaciones entre los diferentes órganos y funciones del sistema.
amacízate, para que puedas sencillamente ser TU, vivir Tu vida con la máxima fortaleza y la mínima “infírmitas” física, emocional y mental.
Si hemos comprendido lo dicho en este escrito, sabremos que para conseguir eso, hemos de contrarrestar el calentamiento del medio ambiente interno y, para eso hemos de seguir las sugerencias que hay en esta web y practicar el Método Jinjer y la Termorregulación.