Hola de nuevo Francisco… y compañera
Ante todo, el error de cambiar título y nombre en tu anterior post no tiene ninguna importancia en absoluto.
Casi todos, en distintos grados, hemos sentido en algún momento de la vida algún episodio de desesperación.
Y metidos en ese estado, hemos sentido que somos únicos, que no es posible que nadie haya podido sentir eso, que es algo más allá de lo que cualquier persona puede soportar. Y, con frecuencia, al enfocar la atención en ello, lo amplificamos y convertimos al mosquito en monstruo.
Cerrados sobre nosotros mismos, con nuestro medio ambiente interno como una olla a presión, podemos caer en el “síndrome del callejón sin salida” (angustia, opresión, vacío, abatimiento, impaciencia, ansiedad, pesimismo…). Como reacción, podemos hundirnos o explotar con agresividad o violencia ante cualquier presión externa.
Tú tienes la suerte de tener a tu compañera como estímulo para salir adelante. Aunque, en demasiadas ocasiones, quien está al lado puede también padecer nuestro estado porque volcamos en ella todo lo negativo que sentimos dentro o la utilizamos como saco de gimnasio para descargar en ella nuestra presión. Se ha dicho que es difícil asistir, sin impaciencia, a la desesperación de alguien. Seguro que este no es tu caso.
Sugerencias.
La primera, en cuanto a la alimentación gaseosa, algo muy sencillo que, además, tienes que hacer cada minuto del día: RESPIRAR. Sin técnicas especiales, tan sólo de forma amplia (introducir todo el aire que puedas) y profunda (con el diafragma, llenando el vientre). Esto, cada segundo del día y, en especial, cada vez que sientas ese cinturón que te oprime y cada vez que te venga a la mente lo “lamentable” de tu estado. Aunque muchas veces se podría decir que lo más grave que nos pasa es que estamos podridos de autocompasión. A veces una situación se vuelve desesperada cuando uno se convence a sí mismo de que lo es. También hay ocasiones en las que una situación desesperada puede infundir valor para cambiar drásticamente la situación.
Además de respirar así en cada momento, al menos dos veces al día, tumbarte en un sofá, poner un libro, que pese un poco, sobre el vientre y, tras relajarte lo más posible, respirar levantando el libro hasta 5 cm. Concentrado tan sólo en el aire que penetra en tu cuerpo. Ojo, hacerlo con el aire, no con los músculos del vientre. Estar 5 minutos cada vez.
En cuanto a la alimentación líquida y sólida, no beber demasiados líquidos y que siempre sea agua o infusiones.
Seguir los criterios de alimentación señalados en la sección Tratamientos y controlar escrupulosamente los calentadores que tienes señalados en esa sección. Las cenas que sean muy suaves y prontas. Y, muy importante, masticar al menos 50 veces cada bocado.
Tomar cada día 3 infusiones de la mezcla de Tila, Valeriana y Ortiga verde.
En cuanto al ejercicio. Realizar ejercicio termorregulador con contrastes tal como se indica en sección Tratamientos. Allí tienes también las cremas que necesitas.
Salir con tu compañera o amigos. Especialmente salir los fines de semana de excursión a la montaña, bien abrigado, y darte buenas sudadas (tenéis lugares preciosos en Barna, desde Montjuic hasta los pirineos). Al principio te costará mucho sudar.
Si al hacer ejercicio te dan ganas de llorar, llora. Si te pone de mal humor… también tienes que contar con tu capacidad de control. Todos la tenemos, aunque también sabemos que a veces nos cuesta ejercerla.
Contrastes. Aparte de las duchas completa al levantarte y de piernas al acostarte, ducha del suelo de la pelvis cada vez que vayas al servicio.
En cuanto a las manos, tu sistema tiene un fuerte efecto invernadero interno, la sangre y la energía se reconcentra en el interior y no llega bien a las extremidades. Va ir mejorando poco a poco si sigues estas sugerencias y también puedes practicar la “técnica de guante” que tu compañera habrá leído en el foro cómo hacerla.
Los sueños extraños irán normalizándose poco a poco a medida que tu sistema nervioso se descargue de tensión y se normalizen tu hígado y vesícula, muy socarrados ahora.
Para el cinturón que te oprime, aplicar crema Balsámica con enérgico masaje en la zona en que lo sientes: por delante hacia arriba, por la espalda hacia abajo.
Para terminar, un pensamiento de Hermann Hesse: “la desesperación es el resultado de tomarse la vida demasiado en serio” y otro de Thomas Hobbes: “al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación”.
Con muchos ánimos para ti y para tu compañera.